El libro de mi amiga
Arancha apuntó a diario en una Moleskine las frases que le habían impactado. Después hizo una criba y quedaron las que, reunidas en un librico, la autora ha titulado 'Mucho más que un máster'
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Mi amiga ha escrito un libro, en el que recoge 500 reflexiones. Lo primero que se me ocurre es que en una época como esta, que no se caracteriza por la excesiva reflexión, encontrar alguien que, como fruto de dos años de lucha —eso es un máster—, haya sacado tiempo para reflexionar, es algo que hay que agradecer.
Arancha apuntó a diario en una Moleskine las frases que le habían impactado. Fueron muchas. Después hizo una buena criba y quedaron las que, reunidas en un librico, la autora ha titulado 'Mucho más que un máster'.
Arancha no había nacido cuando el IESE me envió a Harvard en 1963, junto con otros cuatro profesores jovencicos, a preparar una cosa que se iba a llamar 'máster'. Lo he dicho mil veces, pero no me importa nada repetirlo otras mil: en España no existía NINGÚN máster. Decir que nadie había oído esa palabra puede ser una exageración. Decir que ninguno de los cinco la habíamos oído está muy cerca de la verdad. Decir que yo no la había oído nunca es la verdad TOTAL, aunque alguien pueda pensar una de dos cosas: que esto es una posverdad, o hecho alternativo o una falsedad total, o que yo era un ignorante. No es posverdad.
Arancha ha tenido la gracia de redondear el título con una frase en inglés: "No blood, heart attack". Frase que es fácil de traducir: "No hay sangre, ataque de corazón". El autor de la frase la completaba diciendo: "No cash, no blood...", queriendo decir que cuando en una empresa no hay dinero en la caja, mal vamos.
José Antonio, uno de los cinco, solía decirme lo mismo, pero en castellano: "Leopoldo, cuando te digan que una empresa va bien, mira a ver cuánto dinero tienen chin chin. Si no tienen, van mal".
Cuando dejamos de perseguir nuestros sueños y decidimos quedarnos en un estado de conformismo, pasamos de vivir a sobrevivir
He repasado las 500 frases. Lo que me ha gustado ha sido ver lo que "hay debajo". Eso me lo ha dicho directamente la autora, volviendo a la 'blood': que si no tenemos sangre en nuestras venas, nos morimos lentamente, y que "cuando dejamos de perseguir nuestros sueños y decidimos quedarnos en un estado de conformismo, esclavos de nuestros miedos, pasamos de vivir a sobrevivir".
Lo que pasa es que para perseguir sueños hace falta tener sueños, sueños dorados, que el DRAE califica como "anhelos, ilusiones halagüeñas" y que animan a los jóvenes a matarse a trabajar para conseguirlos.
He dicho 'jóvenes' porque, animados por "la que está cayendo", oigo frases de viejos a personas, ellas y ellos, de veintitantos años de DNI y 144 de realidad, que tienen dos consecuencias gravísimas: amargarse ellos y amargar a los demás.
La gente convierte los problemas en quejas sin esperanza, no en objetivos a conseguir
Arancha dice que "sin coraje, permitimos que los miedos controlen nuestra vida". Y yo, con frecuencia, veo que la gente convierte los problemas en quejas sin esperanza, no en objetivos a conseguir.
¡Qué mal está el sistema de pensiones! Y como eco, se oye: ¡qué mal está!, ¡qué mal está!, ¡qué mal está!...
¡Qué desastre la corrupción!, ¡qué desastre!, ¡qué desastre!...
¡Un 27% de los titulados de máster gana menos de 1.000 euros! ¡Qué desastre!...
Un tercio de estos profesionales altamente cualificados se irá al extranjero para desarrollar su carrera. ¡Qué horror!...
Y así, 'ad infinitum', o sea, muchas quejas, muchos lloros... 'no blood' y, por tanto, 'heart attack'.
Somos la no sé cuántas economía del mundo. Eso decimos nosotros, por lo menos. Pero ¿es verdad? Es verdad cuando te tropiezas con Arancha y sus amigos, porque si no somos todavía la no sé cuántas economía del mundo, pronto lo seremos, y —sigo copiando— no dejaremos "de crecer como personas, de progresar, de aprender, de soñar, de avanzar", y no nos estancaremos, que "estancarse es morir".
Necesitamos políticos que entusiasmen, sacerdotes que entusiasmen, padres y madres que entusiasmen, colegios, universidades y escuelas de negocios que entusiasmen. Y ya vale de cuervos negros que revolotean a nuestro alrededor recordándonos lo mal que está todo e intentando borrar los miles de cosas buenas que han sucedido en los 84 últimos años, que son de los que me acuerdo yo. Podéis quitar cinco o seis, porque de esos no me acuerdo. Era muy pequeño.
Mi modesto cuarto a espadas
Huid del pesimista como de la peste. En cuanto un político disfrute contando lo mal que está todo, borradlo, sea del PP, del PSOE, de Ciudadanos, de Podemos o de alguna de las alianzas catalanas.
Y cuando alguien anime, exija y proponga cómo llegar a una meta, y esa meta sea aglutinadora y no divisiva, estimulante y no desmoralizante, seguidle, porque ese/a mozo/a es de fiar.
Uf... dirá alguno. ¡Qué difícil me lo pones! Pero no sé si alguien dijo alguna vez que era fácil sacar adelante una familia, un pueblo como San Quirico o una ciudad como Barcelona. Y si hubo algún iluminado o alguna iluminada —que también existen— que pensó algo así, habría que buscarle un empleo fuera de España para que allí llorara y no molestase a nadie aquí.
Cuando alguien anime, exija y proponga cómo llegar a una meta, y esa meta sea aglutinadora y no divisiva, seguidle, porque ese/a mozo/a es de fiar
Eso quiere decir que si uno no está preparado para dirigir una familia tiene que prepararse haciendo uno de esos cursos de orientación familiar que mis hijos están haciendo constantemente y ya han empezado mis nietos.
No sé si hay cursos de orientación política, pero debía de haberlos. Porque San Quirico está bien dirigido por ese alcalde gordo, con bigote, que yo creo que está ahí desde los tiempos de Franco. Pero Barcelona es otra cosa. Y para alcalde no sirve cualquiera.
Como puede verse.
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