Sevilla, he recordado algo y por fin lo he entendido. No lo entendía porque la verdad, no tiene sentido, no encaja en mi mundo, el que me contaron, el de Europa como nos la cuentan y contaron. Sevilla y la parada de bus. Sevilla, el eufemismo del milenio pasado fue decirme en 2001 que tuviera cuidado porque habia mucho habilidoso. He vuelto a recordar algo de mi infancia, era 1982 y yo tenía 8 años de edad, estaba en aquel colegio, el fénix, y en el gimnasio me resbalé, como en el comedor en marzo, abril o mayo de 2012, pero esta vez no perdí el equilibrio como en el gimnasio, donde caí encima de mi mano derecha y tuve un esguince malo con venda 3 meses. Aquel si fue un año malo, el esguince, la muela, la bronquitis, la espalda, todo el día en el hospital ( Minerva te acuerdas de la espalda?, fue al salir de clase, entramos en la librería como solíamos hacer cuando había que comprar material escolar. El librero me dijo varias veces que me quitara la mochila y descansara del peso pero yo le dije que no, que no pesaba, que yo era fuerte ( me habían enseñado en el barrio que tenía que ser fuerte ) el librero me preguntó si me gustaba la escuela y yo le dije muy contenta que si. Entonces mi tía putativa entró en la librería que tanto me gustaba, luego con los años pude ver que la biblioteca parecía una vieja biblioteca centenaria de las que ya había por el planeta. Quizá por eso siempre confundí library con bookshop, para mi era lo mismo pero yo no recordaba porqué. Ella entró como un toro de lidia allí, buscándome a mi, nos miró iracundos a todos, a mi ella me gustó a pesar de estar enfadada, tenía algo familiar para mi a pesar que yo no la conocía. Entonces me sañaló con el dedo índice, años después me dijeron que cuando señalas con un dedo 4 dedos señalan hacia tí. El librero, muy amable siempre conmigo, como todos los vecinos, la dijo - déjala por favor, es una niña - mi madre y mi abuela también la miraron suplicantes, yo vi todo pero no entendí nada. Ellos, mi madre, mi abuela y frente a ellas el librero, estaban a mi izquierda y la puerta a mi derecha, yo de espaldas a la puerta, frente a mi la pequeña y delicada escalera de caracol de madera oscura. Recuerdo que me gustaba ver como la escalera aguantaba el peso del librero inmutable, indestructible, siempre me preguntaré como resistia el peso de un adulto, parecía una escalera para niños, la escalera estaba entre los libros, en las baldas de madera oscura, la pared de la puerta estaba frente al largo mostrador y la puerta al final de la pared. Parecía que si entrabas allí y te alejabas de la puerta nadie sabría que estabas allí dentro. Pero ella entró por la puerta, me miró y me dijo - te gusta el colegio ? - yo la dije que si y ella me dijo que la parecía muy bien y salió como había entrado, como un miura, dando un portazo. Salió de la librería pero no de mi vida, 1981 o 1982, y puede que la escalera de caracol fuera la de otra librería a la que también íbamos, la que estaba llegando a la plaza de los fueros. Desde fuera, en el escaparate de las plumas, se veía la plaza, casi la podías tocar. Esa libreria la recuerdo mejor porque seguimos yendo durante más años. El librero también era muy amable conmigo, cuidaba a los niños que luego llevarían despues a sus hijos a comprar los libros, pero también era por ser vecino, aquello era un pueblo pequeño y cierta gente sabía ser amable. Todo se estropeó en 1987, cuando empecé a sufrir bulling de cualquiera en cualquier parte, pero no me daba cuenta. Estábamos comprando algo en la librería y un señor de 60 años entró y le hizo un gesto al librero para que no hablara conmigo. Es bulling social. Si un comerciante no hace caso entonces la gente no le compra y tiene que cerrar. Igual por eso en esas familias uno tenía el negocio y su pareja un trabajo por cuenta ajena. El librero discutió con el señor y le dijo que nosotras éramos personas y que eso no iba así. Todo esto fué después de que mi abuelo muriera ese año. La gente elige pronto quien se casará y vivirá y a los demás los consumen entre todos. He visto películas sobre esto pero cuando te pasa no te das cuenta. La gente mayor que hay por aquí tenían la edad de los hijos de ese señor de 60 años y hoy siguen siendo los puntales de esta sociedad. Tiene que ser que acabábamos de salir de la dictadura de 40 años, hacia 9 años que se había firmado la Constitución y la guerra del 36 había sido justo después de que ganara las elecciones la izquierda y las mujeres votaran desde 1931. Yo recuerdo que hasta 1964 por lo que oí hablar en casa había gente que no mandaba a sus hijos al colegio y no pasaba nada hasta que la policía empezó a ir a sus casas a denunciarles si no llevaban el niño al colegio. Creo que todo esto explica lo que ha pasado con mis expedientes de la formacion reglada y con todo lo demas. Yo crecí sin protección familiar y hay gente que se piensa que puede hacer lo que quiera según donde. Sevilla, ellos tambien estaban asi, yo lo pude ver pero no lo entendi, creo que piensan que es proteccion, pero cuando la proteccion es extrema es demasiado, pero de eso no se da cuenta quien la ejerce, solo el que está en el otro lado. Me pude dar cuenta de esto al volver, pensando en esos momentos. Pienso que ahora estaran mejor por el aire fresco. Espero encontrar la salida a todo esto sin que el cerebro se resienta más, sino no tiene sentido encontrar la salida. De todo lo que cuento, Minerva, creo que el colegio por aquel entonces quizá no fuera el fénix todavía, sino el pilar, del que me cambié, pero la biblioteca si fue la misma, Minerva, y ya nunca disfruté en la librería, dejaba caer la mochila y me apoyaba agotada en el cristal sobre la madera oscura del mostrador ), por la punción lumbar aquella, en el hospital de la gran escalera de caracol. La bronquitis que me tuvo un mes en la cama de casa porque no había camas para ingresarme en el hospital. La bronquitis fue por correr bajo la lluvia toda la hora de gimnasia, con aquel profesor que me siguió al siguiente colegio, cuando el fénix cerró, y después me siguió al instituto, hospitales, hospitales, hospitales, hospitales, hospi..., y en el gimnasio de 1982 y en el comedor de 2012 sendos charcos de agua. En 1982 pregunté quien había tirado agua al suelo, sólo había un pequeño charco de agua en el suelo, alguien había dejado caer allí ese poco de agua y todo lo demás estaba seco, era raro, pero nadie lo sabia, 2 meses sin poder escribir bien. En 2012 no me cai, y como ya sabía lo que eran las caídas, una detrás de otra desde aquel día que corríamos los niños en el gimnasio, uno por vez, corriendo contra el cronómetro para ver quien corría más rápido, como no me caí aquel día de 2012 y la bandeja y la comida no se me cayeron encima porque había sido camarera, no miré atrás y seguí mi camino como si no hubiera pasado nada. El mismo charco de agua todas las veces desde el principio. Pudiera haber sido en otro punto de Europa aquel resbalón de 2012, en otro comedor, y en lugar de cliente sería yo la camarera de nuevo, porque de no haber salido ese viaje me hubiera ido igual, como ya dije en 2011 a quien me preguntaba entre clase y clase, porque aquí la vida no acababa de arraigar para mi. Me iba a ir igual, era demasiado, no sabía que tendría que volver pero encontré mi pasado, el reciente, el lejano y el primario, los perdí todos al cambiar varias veces de barrio y la vida todavía hoy no entiende. Antes yo decía - No entiendo nada - Ahora de todo aquello me queda decir - entiendo Creo que el librero me lee Es bonito pensar que el librero que me vendía los libros lee lo que yo escribo. En las escaleras de la cuesta que lleva al parque comercial hay un grafity que dice - leer da sueño-s. Podría ser que yo pueda volver a poder sostener el peso de la mochila como antes de ese día? ( si encuentro la fotografía del grafity la subo a esta entrada del blog )