jueves, 22 de febrero de 2018

Mi abuela se jugó mi futuro a las cartas. Las cartas del tarot. Lo llaman cartomancia y creo que es porque acabas durmiendo entre cartones. Lo de mi abuela fué muy fuerte, nos destrozó la vida a todos y creo que no se dió cuenta hasta ayer, y eso que ella murió en febrero de 1997, cuando publicaron las notas de mis exámenes del primer semestre del primer curso de mi carrera de empresariales y ella estaba en Santander. Yo tambien me di cuenta ayer, 5 minutos antes que ella. La cartomancia fué en 1980 o 1981, yo tenía 8 años y era otoño, era una tarde de esas que tanto me gustaban, el cielo estaba encapotado, lleno de nubes, aqui caia lluvia fina casi las 24 horas del dia, excepto dos meses en verano. Solo te dabas cuenta de que llovia cuando ya te habias calado con el pasar de las horas. La lluvia era como el aire, estaba siempre ahi y siempre la veias mientras caminabas. Miraras donde miraras la lluvia siempre caía silenciosa y gentil, a veces flotaba en el viento que te acariciaba la cara lleno de lluvia . La mirada se acostumbraba a ese velo traslúcido que siempre estaba y cuando dejó de estar ya nada era igual. Esa tarde se había ido el sol aunque era media tarde, el cielo estaba oscuro pero de color naranja por los humos de la acería. Como era otoño se podía ir sin abrigo y todo el mundo estaba en la plaza. Yo esperaba encontrarme con los niños y los vecinos del barrio pero mi abuela me dijo un poco a escondidas, ven que vamos a un sitio. Ella nunca hacia eso conmigo pero ese día si. Entonces me llevó con ella a ver una pitonisa, una bruja, que ni era pitonisa ni era bruja, era una curandera celta que aquel día leía los posos del té porque el mensaje era la bolsa del té, no los posos. La curandera celta tambien tenía cartas del tarot y todo eso que tienen esas personas para distraer las mentes y así poder leer las almas, y según la ocasión y necesidad de quien les visita eligen la medicina. Cuando salimos de allí yo la dije que no tenía que ir a esos sitios, se lo dije porque lo había oído en casa. Creo que la conté algo que vi alli, algo que aquella mujer quiso que yo viera y a lo que mi abuela no le dió importancia. Creo que se esperaba de mi que no dijera nada pero a me habian enseñado que ellos me querian, eran los que me enseñaban todo, mi abuela no me enseñaba, solo me cuidaba, pero los vecinos de mi madre de la edad de mi abuela que hablaban con ella y con mi abuelo si me enseñaban. Yo pensaba que yo a mi familia tenia que avisarles de lo que yo supiera, pero por hacerlo, esa y otras veces, fui el mensajero que matan en el refran que avisa que no se mata al mensajero. Quizá algun dia lo cuente. Ella me preguntó porqué se lo decía y yo le dije que se lo decia porque la quería, porque ella era mi abuela. - a veces mi abuela se quedaba a cuidarme y me cantaba mientras me dormia. Ya entonces yo tenia miedo a dormirme por los malos tratos que habia en mi casa, pero estabamos solas ella y yo en el sofá con la television encendida, ella me cantaba hasta que me dormia tumbada en el sofá entre sus brazos y luego ella veia la television y yo me despertaba y ella seguia allí, las dos en la misma posicion. Ella era un lugar seguro para mi y con ella aprendí lo que era la música, venía de las cavernas. Despues descubrí que ni la vida ni ella eran lugares tan seguros pero la música siempre me acompañó. Un dia de aquel tiempo ella echó la sal al colacao de la merienda en vez de azúcar. - Entonces mi abuela volvió a preguntármelo varias veces, yo no entendía que ella no me entendiera, la quería a ella y a la gente con la que hablaba en el barrio y me enseñaban. Ellos tenían un sitio en su familia para mi pero luego se estropeó, todo lo que pasó fué demasiado, incluso para ellos. Yo pensaba que el amor era claro y limpio y no hacia falta cuestionarlo. Aquello no me gustó. Después fue mi madre donde aquella curandera celta. Yo creo que mi abuela, que hilaba con hilo torcido ( prefiero no decir nada al prospecto ) le dijo a mi madre que ella había ido para que mi madre también fuera allí, y así mi abuela no era la única que fué a la pitonisa, bruja, que ni era pitonisa ni bruja, porque era una curandera celta. Mi abuela hacia lo que la enseñaron, hacia mucho caso a los hombres de su familia en la idea que así ella no se equivocaba, pero las otras mujeres tenían una brújula propia y discutían con sus maridos, ellas me enseñaron. El hombre ganaba el dinero y la mujer cuidaba la casa donde todos se cobijaban aunque el marido perdiera el trabajo, por eso la mujer no dejaba que otros familiares pusieran en peligro su casa con sus ideas. Mi madre hablaba bastante por telefono con su hermana la del accidente, que en 1990 iba a un dentista que estaba donde hoy están los juzgados, y ella hablaba muy bien del dentista asi que mi madre me llevó al dentista. Yo entré al dentista y salí echa un cuadro, un cuadro de mariposas pinchadas con alfiler. El nombre de la hija de mi abuela, la hija roba pan santo, de iglesia, y roba pan sustento, del trabajo, ( yo la llamo así a ella y a la hija porque me siguieron a la iglesia y al trabajo a echarme con bulling, contado en el blog ), el nombre de la roba pan empieza por m de monstruo. Creo que fue ella la que enseñó a mi madre a tenerme encerrada en casa desde mis 14 años de edad, 1987, como la tuvo a ella en su día, y su otra hermana, la del accidente, la ayudó para quitarse de la conciencia que la roba pan se quedó sin un novio marinero porque ellas la gastaron una broma y ella reaccionó escribiendo una carta al novio hablándole mal y él la contestó diciendo que ya no la vería más. Me di cuenta ayer después de muchas décadas que mi desgracia tiene una razón tan pobre, pobre gente que no supo hacerlo mejor. Yo no seguía el consejo que yo misma le di a mi madre en la acera del campo de fútbol del pueblo, donde estaba la pelirroja, la iglesia de tejas rojas, y el colegio fénix que cerró. Cuando nos topamos con ellos y vi como miraban con una malicia que no les conocía de antes las dos niñas la dijimos que no hablara con ellos. Mamá, no hables con ellos, son malos. Quizá esté grabado porque estaba el cuartel de la guardia civil. En el mundo de mi abuela no todos valíamos lo mismo ni teníamos igual derecho a vivir, y a eso hay que añadirle que los hombres valían más que las mujeres, todo por educación y todo para perdurar los apellidos y la casa, pero consiguió el efecto contrario. Mi madre se quejaba de eso pero yo no sabía que nos lo iba a hacer a los nietos también. La mujer celta curandera no era una cuentista pero ponía pruebas a la gente. Si la persona que la iba a ver no era buena ella no podía enseñarle demasiado. Supongo que la visita era más corta y cobraba menos dinero, imagino que cobraba, de algo tenía que vivir. La visita con mi madre fue distinta, el ambiente era otro, la curandera y su espacio eran las los mismos pero se estaba de otra manera. Mi madre le habló entonces de la madre de mi padre biológico y la curandera dijo que la conocía. Creo que fué en esa ocasión cuando casi al irnos de allí, mientras mi madre hablaba con ella la curandera me miró mientras ataba la bolsa de té con la cuerda de la bolsa de té, como se hace cuando se reutiliza la bolsa de té para llenarla con té nuevo. Nunca más fuí donde una pitonisa, bruja, que ni era pitonisa ni era bruja, porque era una curandera celta. Mi abuela fue una inconsciente por ir allí, no por la mujer, no por las cartas, sino por quien éramos nosotros y por la historia que ella vivió. No debió ir. La desgracia la llegó por ahí años antes y la trajo hasta aquí, donde yo vivo todavia, y con ella a todos los demás. Casi se le murió una hija que tuvo que venir al hospital aquí, la hija quedó mal y aunque rehizo su vida nos destrozó la vida porque echaba la culpa de lo que le pasó a mi madre que tenía un año de edad. Entonces ese mismo año cuando mi madre y mi abuela fueron a ver a la curandera celta una nieta de mi abuela murió en las mismas circunstancias que casi muere su hija, y las dos veces justo después de consultar las mancias. Ese año yo hacia la primera comunión, del vestido de primera comunión y el fetiche que es para el marido de mi madre he hablado en otra entrada en este blog este mes. Yo creo que esto nos lo hizo alguien para debilitarnos, y lo consiguió, pero mi abuela debió resistirse y no ir allí. Con la mujer, a la que se le adivinaba su inteligencia sólo con verla, se podía haber hablado en la calle sin las mancias. Los apellidos de mi madre no eran cualquier apellido y la iglesia española era de derechas. La biblia prohibe consultar las mancias y eran tiempos de cambio donde es mejor andar con cuidado, pero yo no lo sabia, el mundo era democrático. Y fuimos donde esa mujer mayor que ya no estará allí o en el mismo sitio. Ella tendría unos 70 años de edad en aquel entonces, el pelo todo blanco y suelto ondulando alrededor de su cara hasta los hombros, era tan sencilla como elegante, y ella era tremendamente sencilla. Ella era como un árbol fibroso lleno de fuerza que destellaba en sus ojos, su personalidad era tan fuerte como tranquila su actitud. Era tan lista como todo lo que le había tocado vivir, hoy lo sé, el 36, la guerra civil, la dictadura, la transicion,... y yo sólo tenía 7 u 8 años de edad y en el colegio me habían contado que todos éramos iguales por la Constitución recién firmada. Ver a esa mujer celta, cristiana de la España cristiana apostólica romana, confesional, fué un antes y un despues en mi vida, pero yo no lo sabia. Yo estaba entre gente muy grande, pero como todos eran iguales, aunque diferentes, y viviamos en un pueblo pequeño, yo pensaba que eso era lo que llamaban ser una persona normal. Su alter ego, su Saruman, era la frutera, siempre estaba alli, en la fruteria, sentada en una silla baja de madera y paja, encorvada y como ausente, a la derecha, en la entrada del mostrador, su familia, más joven que ella, despachaba. La entrada de la tienda estaba a mi izquierda. Ella era más mala que los 4 caballos del apocalipsis juntos. Una vez la pude ver cuando se descuidó y miraba sin disimular. Entonces descubrí contenida en su mirada toda la maldad de la serpiente engañando a Eva en el Edén. Si alguien habia estado en Vizcaya en un akelarre esa era ella o nadie habria estado. Ella tambien fue un antes y un despues en mi vida, digamos que tambien era mi alter ego, era mi Moriarty, pero ella era anciana y yo solo tenia 8 años, y en el colegio me habian dicho que todos éramos iguales porque se habia firmado la Constitucion. Probablemente esa misma semana, una vez que aquello era un secreto a voces, en lo alto de las escaleras de la pelirroja, la iglesia de tejas rojas, mi abuela y un vecino que era militar estaban hablando de mi, que estaba allí con ellos. Mi abuela me miró y dijo - chalaneru - entonces él la miró y la dijo, A ti te interesaria quedarte con el sitio de la niña ( con mi destino en la familia y el país ) ? - entonces ella se puso muy contenta, yo nunca la había visto tan contenta, daba saltitos, no podía aguantar la emoción, miraba a los vecinos de la plaza y no cabía en si de gozo y se fué y me dejò con él y con mi familia que andaba por alli. La vi esas navidades muy contenta, cuando vino en Nochebuena as mitad de la noche desde casa de esa hija que se accidentó, y vino con dos panderetas, una para cada niña. Estaba muy contenta y tocaba ella la pandereta, pero no estaba tan contenta como aquel dia. Ayer lo entendí. Esto no lo puede hacer un cristiano, ni un cristiano puede ofrecer a otro cristiano cogerle eso a un niño de su familia, - Jesucristo refiriéndose a los niños : lo que hagáis a uno de estos a mi me lo hacéis - El vecino le ofreció mi sitio porque le puso una prueba, él solo era el mensajero. Ese hombre solo era iglesia y respeto a la jerarquia. Aprendí mucho a su lado pero él caminaba muy al borde de la linde del camino, aunque asi tambien pude descubrír hace poco que familiares se entrometian en mi vida en aquel entonces. No fué justo para mi pero él, aquellos vecinos, eran unos mandados. Mi abuela no fué la única que cruzó la línea, todo el mundo se volvió loco y hoy todos piensan que las normas sólo tienen que respetarlas los de arriba para que la casa no se caiga, y la casa está formada por piedras y cada uno somos una de esas piedras, y si la construcción no es firme la casa se cae, como han caído otras casas poderosas de 3000 y 4000 años de historia de cuyas fuentes bebimos cuando coincidimos con ellos en la historia. h.s.i.v.t.p




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