Según fuentes policiales, la paliza se produjo sobre las 3.30 horas del jueves, Día Internacional de las Personas Sin Hogar. Cuando Flor dormía junto a su marido, ambos rumanos, aparecieron varios jóvenes con botellas en la mano (entre dos y cuatro, según las versiones del matrimonio) y en actitud violenta. El hombre huyó pero Flor no pudo escapar.
Lagarder Danciu, un activista que acudió a socorrerla tras la agresión, ha contado a EL MUNDO que "ella se pone siempre en la calle Fuencarral, pasada la Glorieta de Bilbao. Luego duerme entre mantas y cartones en un soportal de la calle Cardenal Cisneros. Según contó tras la paliza, los jóvenes comenzaron a darle patadas en el estómago y en la cara".
Como no quiso ir a un hospital, tuvo que ser atendida en el sitio por una ambulancia del Samur. También denunció que le habían quitado algunas pertenencias.
Los vecinos están indignados con la agresión, porque conocen a la mujer, a la que llaman la "abuela del barrio". Se han solidarizado con ella y están intentando que pase la noche en un hotel, que ha cedido gratuitamente una habitación, "porque a un albergue no quiere ir, pues ha tenido muy malas experiencias en ellos", admitió Danciu. La policía está investigando los hechos.
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Recuerdan desde Hatento que el 47% de las personas sin hogar afirman haber sufrido, al menos, un incidente o delito de odio y casi un 25% habrían sufrido agresiones de carácter físico basadas en la intolerancia y el desprecio hacia su situación de exclusión. Además, en un 28,4% de las experiencias analizadas por el Observatorio, los agresores fueron chicos jóvenes.
Y destaca la fundación que el 26 % de las mujeres sin techo está en esa situación por haber sufrido violencia.
Más plazas de albergue para la campaña de frío
Según los datos hechos públicos esta semana por Cáritas y la Federación de Asociaciones de Centros para la Integración y Ayuda a Marginados, más de 3.000 personas sin hogar pernoctan en las calles de Madrid y por ello han lanzado, junto a otras entidades sociales, la campaña 'Somos personas, tenemos derechos. Nadie sin hogar'. Desde Cáritas inciden en la necesidad de aportar "dignidad" a aquellos que padecen el sinhogarismo, así como alejarse de "los estereotipos y prejuicios que muchas veces sufren".Sin embargo, la cifra que aportan no concuerda con la que manejan en el Ayuntamiento de Madrid, que a partir del 25 de noviembre pone en marcha su campaña de frío, en la que ofrecerán 2.053 plazas de albergues para que puedan dormir las personas sin hogar, además de 90 plazas en pensiones y 47 de emergencia, "que pueden ser más si se necesitan. Ninguna persona que necesite un sitio para dormir se va a aquedar sin él", explicó la delegada del área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, durante la presentación de la campaña.
Higueras indicó que "el año pasado se hizo un recuento de personas sin hogar y no llegaban a 2.000 personas". Ante las 3.000 que da Cáritas, la concejal indica que "en campaña de frío hay más personas que vienen a dormir a Madrid de las que habitualmente viven en la calle, porque fuera no hay albergues. Hay picos de personas sin hogar que vienen a hacer uso de esos recursos municipales".
La campaña de frío de este año se extiende desde el 25 de noviembre por la noche hasta el 1 de abril de 2018 (127 días) y cuenta con un presupuesto de 1,4 millones de euros, el 6% del presupuesto destinado al Programa de Personas sin Hogar.
Además el Samur Social tiene 18 equipos de callepara atender a las personas sin hogar. La campaña ofrece alojamiento nocturno, manutención, atención sanitaria básica y acompañamiento social. La EMT colabora en el traslado de estas personas sin hogar a los centros de Pinar de San José y Villa de Vallecas con dos servicios especiales de autobuses.
Pero para el activista que socorrió a Flor "la campaña llega tarde y no va a la raíz del problema". "¿Cómo es posible que una mujer de 85 años esté durmiendo en la calle y nadie haga nada?", se pregunta.
La primera campaña contra el frío se puso en marcha en noviembre de 1987, siguiendo el modelo de París. Se habilitó entonces el antiguo Pabellón de Mayorales, ubicado en el Recinto Ferial de la Casa de Campo, con 80 plazas para hombres y mujeres. Por primera vez se abrió la boca de metro de Callao para que pudieran cobijarse.
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