Se
doctoró en la Universidad de Córdoba con 24 años. Desde entonces, María
Pérez Ortiz intenta desarrollar mecanismos que permitan a los
ordenadores aprender como lo hace el cerebro humano. Una de las técnicas
que más se usan son las llamadas redes neuronales artificiales.
Usted
comenzó con un modelo para predecir la compatibilidad de un trasplante
hepático. ¿En qué situación se encuentra ese proyecto?
Está en
fase de validación virtual. Se está analizando si lo que dice el sistema
que hemos creado es lo que está ocurriendo en la realidad. Se quiere
llegar a un número específico de trasplantes validados. Luego se pasará a
la fase de implantación del modelo.
¿Siempre le interesó este campo de la investigación?
Al principio quería dedicarme a la creación de videojuegos. Pero es un área complicada aquí en España.
Pero se dice que tenemos buenos desarrolladores de videojuegos, ¿no es cierto?
Tenemos
muy buenos desarrolladores, pero las grandes empresas de videojuegos
están en Estados Unidos o en otras partes de Europa. Al final tienes que
dar el salto, aunque sea por unos años.
¿En qué destaca España dentro de la informática?
En
la inteligencia artificial. El departamento de Granada es uno de los
más fuertes en esa área y está reconocido a nivel mundial.
¿Hacia dónde vamos dentro de la inteligencia artificial?
Siempre
se tiene bastante optimismo con respecto a la inteligencia artificial. A
principios de los años 80 se predijo que todos los problemas de
inteligencia artificial se iban a resolver en una o dos décadas y
todavía nos va a llevar un tiempo. Pero he visto desde robots hasta
brazos biónicos que aprenden de señales cerebrales, páncreas
artificiales o coches que predicen el parpadeo del conductor. ¿Hacia
dónde vamos? Hacia donde queramos.
Y ahora, ¿en qué trabaja?
Tengo
un contrato postdoctoral en la Universidad de Cambridge. Intento crear
un modelo que prediga la forma de adaptación del ojo para mejorar
imágenes y vídeos. Trabajo en una nueva generación de pantallas (de
móviles, cine o televisión) que represente de una forma más realista lo
que ve el ojo humano.
¿Piensa volver?
Me gusta España y
la echo de menos. Quiero volver, pero la investigación allí (en Reino
Unido) es tremenda y se me ha abierto un mundo nuevo.
¿Formamos a investigadores que se van o regresan científicos que traen los avances de otros países?
España
me ha formado bien. Yo he dado el salto porque consideraba que había
llegado a un punto de estancamiento. Necesitaba más. Es tu
responsabilidad como investigador seguir presionándote, apretar más la
tuerca. Si te vas a Estados Unidos, Reino Unido o Alemania y luego
vuelves, estás trayendo capital. Pero hace falta que puedas volver. Ahí
está el problema.
¿Apretó esas tuercas para doctorarse con solo 24 años?
Siempre
me he exigido bastante a mí misma. Mis padres me han exigido y di con
un director de tesis que me exigió muchísimo también. Y me encanta. Es
mi pasión. He tenido oportunidades que he aprovechado. Tienes que hacer
lo máximo con las oportunidades que te estén dando.
Tiene 60 artículos científicos publicados. ¿Cómo lo hizo?
Tenía
un grupo de investigación que me ayudaba mucho. Me dieron todas las
oportunidades que quise. Mi jefe de grupo me ofreció ir a cualquier
congreso. Y me pasaba todas las navidades trabajando en un artículo para
ir a ese congreso. Me iba motivando y así salieron.
¿Qué supone para usted el premio que le conceden la Sociedad Informática y la Fundación BBVA?
Las
cosas han ido muy rápido y me he esforzado tanto que he tenido muchas
crisis por pensar que era demasiado, por lo que me exigía yo misma. El
hecho de que se reconozca tu trabajo a mí me ratifica en que quiero
continuar. Es una inyección de energía para seguir con lo que estoy
haciendo.
¿No le cuesta asimilar tanta información y unos progresos tan rápidos en su vida?
El
problema es que antes de terminar una cosa ya estoy con la siguiente.
Ahora intento parar y disfrutar del proceso. No es que no haya tenido
una vida personal. He intentado compaginarlo con la familia porque no
puedes hacer lo que he hecho yo sin tener a alguien que te apoye y que
esté ahí. Pero de cara al futuro no sé si voy a tener que elegir entre
una carrera o una familia. Desde el punto de vista de mujer me va a ser
complicado.
¿Cómo lo compaginan otros compañeros que han pasado ya por esa etapa?
Casi
todos los compañeros que llegan a un nivel de catedrático son hombres y
tienen una mujer por detrás que ha llevado toda la vida familiar. Esto
me preocupa porque yo no voy a tener eso. Quiero ser competitiva en mi
área pero al mismo tiempo me gustaría tener una familia y criar niños.
Por último, ¿se vive la informática de forma distinta siendo hombre que siendo mujer?
Cuando
estudié ingeniería informática, en el primer curso éramos 120 hombres y
cuatro mujeres. Los compañeros de la universidad a veces caían en
comportamientos un poco machistas. Algunos han sugerido que copiaba los
ejercicios de alguien porque una mujer no es capaz de hacerlos por sí
misma. La frustración de que la gente piense eso me ha hecho echarle más
valentía. El machismo es un problema de España, pero hemos progresado
bastante y pronto lo dejaremos atrás.
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