"A la derecha de la CSU no puede haber ningún partido democrático
legítimo”. Poco caso hicieron este domingo los alemanes a una de las
frases más conocidas del histórico líder conservador bávaro
Franz Joseph Strauss. Como ya apuntaban las encuestas, el partido ultranacionalista e islamófobo
Alternativa para Alemania (
AfD)
ha amargado la victoria electoral de la cancillera alemana
Angela Merkel y se ha alzado como
gran triunfador de estos comicios con un 13,1% de los votos, un resultado que lo sitúa como tercera fuerza del país.
La
extrema derecha ha
regresado así al Bundestag, el Parlamento alemán, por primera vez desde
1960. Las caras en los cuarteles de AfD en Berlín, donde se
ha celebrado el éxito, eran exultantes. “Cazaremos a Merkel.
Recuperaremos nuestro país y a nuestro pueblo”, ha asegurado su
candidato,
Alexander Gauland. Cansados de los acuerdos entre grandes partidos, muchos han votado a los ultras para que sean una “oposición real”.
AfD ha sabido hacerse fuerte a costa de explotar la
xenofobia y
dar respuesta a las preocupaciones del sector más pobre del país. Así,
su apelación a los estados del este, considerados perdedores de la
reunificación, ha dado resultado. Sorprendentemente, la formación ultra
se ha situado como segunda fuerza en los antiguos ‘land’ comunistas con
un 21,5% de los votos, pisándole los talones a la CDU de Merkel, que ahí
ha obtenido el 26,5%.
Auge nunca visto
© Proporcionado por Zeta Digital S.L.U.La irrupción de AfD en el Parlamento alemán es la guinda que corona una
fulgurante trayectoria política plagada
de éxitos electorales. Nacida en el 2013 bajo el auspicio de un grupo
de profesores euroescépticos y económicamente ultraliberales, la
formación se ha ido amoldando a los sucesos que han golpeado Alemania.
Tras la
crisis del euro, la llegada de los
refugiados fue un punto de inflexión. De la mano del movimiento xenófobo Pegida, AfD viró hacia postulados racistas.
Frauke Petry ocupó el liderazgo del partido, consumando el parricidio político de su fundador,
Bernd Lücke.
Islam, terrorismo, inmigración e
identidad nacional se han convertido desde entonces en pilares de una estrategia que cada vez capta a más gente. La candidata
Alice Weidel ha
asegurado que AfD impulsará un comité parlamentario para investigar las
“rupturas legales” de la cancillera en la gestión de la crisis de los
refugiados.
El partido de los profesores navega ahora por el caladero del
voto de protesta y capitaliza el descontento con los partidos políticos tradicionales, con el desarrollo de
una política económica de la que muchos no ven los beneficios y
con la apertura de puertas a los refugiados. También ha dado cabida a
simpatizantes neonazis. Actualmente, AfD tiene representación
parlamentaria en 14 de los 16 parlamentos regionales, y es la segunda
fuerza en los ‘land’ de Sajonia-Anhalt y de Mecklemburgo-Pomerania
Occidental con más del 20% de los votos.
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